¡Ahora ya tengo miedo de mis manos!
Creo que ha llegado el fin. Porque toda historia tiene uno. Y no depende de querer que lo sea. Sólo se trata de si lo es o no.
Cada palabra que escribo es una lucha agotadora. Las teclas parecen haberse convertido en colosales estructuras de hormigón.
Definitivamente,… se niegan… a seguir… escribiendo.
No hay… duda.
Es el… fin.
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