Tengo otra mano. Se llama Zurda y no es tan impulsiva como Diestra.
La pobre es bastante más torpe físicamente, pero es más reflexiva y filosófica. Por eso ha dedicado su tiempo a cultivar su intelecto. Pero claro, ya me dirán cuales son las ventajas de tener una mano intelectual que no ha pisado un gimnasio en su vida.
No quiero que me oigan, pero sospecho que Zurda está molesta porque Diestra no contó con ella en sus planes de huida o cualesquiera que estos fueran. Aunque, parece ser que, por esta vez, no se lo tiene en cuenta y no se niega a cooperar en las actividades que requieren del esfuerzo y de la pericia de ambas.
El caso es que iba a contar la historia de mi mano, pero ¿de cuál? Creo que la vida de una está irremediablemente unida a la de la otra.
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