domingo, 30 de enero de 2011

La historia de mi mano - Capítulo 8


 
Ahora mismo no sé muy bien el tiempo que ha transcurrido, que ha pasado, ni donde estoy. Estoy muy confuso. Creo que, en realidad, la última parte no es el fin, si no el principio de la historia. Pero, ¿tiene sentido hablar de comienzo y fin? ¿Acaso no es todo cíclico? No puedo insertar ni eliminar fragmentos de mi historia, ni moverlos a mi antojo.

Dudo de todo. Ya no sé si lo que he contado es cierto o es una ilusión. De hecho, ¿he contado algo? ¿No habrán sido mis manos?


viernes, 28 de enero de 2011

La historia de mi mano - Capítulo 7



¡Ahora ya tengo miedo de mis manos!

Creo que ha llegado el fin. Porque toda historia tiene uno. Y no depende de querer que lo sea. Sólo se trata de si lo es o no.
Cada palabra que escribo es una lucha agotadora. Las teclas parecen haberse convertido en colosales estructuras de hormigón.

Definitivamente,… se niegan… a seguir… escribiendo.
No hay… duda.
Es el… fin.


miércoles, 26 de enero de 2011

La historia de mi mano - Capítulo 6




¡Creo que mis manos están tramando algo!

Cada vez me cuesta más que me hagan caso. Les digo que pulsen una tecla, luego otra, para formar palabras, las que yo quiero formar. Pero cada vez protestan más, ellas también quieren contar su versión y no están conformes con que sólo se muestre mi visión de los hechos.

No estoy seguro, pero me ha parecido ver como pulsaban alguna tecla sin que yo se lo dijera. ¡Tendré que vigilarlas más de cerca!


lunes, 24 de enero de 2011

La historia de mi mano - Capítulo 5



Diestra no hace más que reírse de la torpeza de Zurda. Todas las tareas que ella es capaz de realizar todos los días con los ojos cerrados, a Zurda le cuestan horrores. Aunque, en el fondo, sospecho que es una forma de esconder su complejo de inferioridad. Nunca ha querido reconocerlo, pero tiene envidia de la personalidad y del intelecto de Zurda.

A mí, la verdad, es que me trae sin cuidado los sentimientos que puedan tener cada una de ellas. Ya se apañarán con sus envidias y sus complejos, sus miedos y sus anhelos. Lo único que importa, realmente, es que hagan lo que yo quiero. Cual es, si no, el sentido de su existencia.


domingo, 23 de enero de 2011

La historia de mi mano - Capítulo 4


 
Zurda también tiene una historia, otra aburrida historia de manos. Siempre ha estado a la sombra de Diestra. Que si Diestra esto, que si Diestra lo otro. Incluso ahora que Diestra se ha equivocado y ha cometido una colosal estupidez, es la que se lleva todas las atenciones.
Hay incluso quien trata de ver en su acción un gesto de heroicidad y eso releva a Zurda, todavía más, a un segundo plano.

Pero Zurda sospecha que únicamente lo ha hecho por llamar la atención, que su acción no es debida a la ejecución de ningún plan para escapar, si no a un simple arrebato infantil.

El caso es que está bastante harta, ya que ha tenido que realizar un sinfín de tareas a las que no estaba acostumbrada y no se ha llevado ningún reconocimiento. Al contrario, toda la atención sigue acaparándola Diestra.

-¡Mírala, ahí tumbada todo el día, con su escayola! Y yo, mientras, ¡con el doble de trabajo que antes! Y encima, muchas de las tareas son nuevas para mí.
¡Estoy agotada! Y ¿alguien se preocupa por mí? ¡Qué va! Todo es – “¿Qué le ha pasado a Diestra?” – “¡Ay, pobrecita, lo mal que lo estará pasando!” -
¡Pues que se joda!, ¡por gilipollas! Y encima trata de disfrazar su imbecilidad de supuestos valores existenciales. ¡Pero si no tiene dos dedos de frente! Lo único que ha hecho toda su puta vida ha sido dedicarse a ponerse cachas, ¡qué coño va a saber de existencialismos ni de gaitas!


sábado, 22 de enero de 2011

La historia de mi mano - Capítulo 3




Tengo otra mano. Se llama Zurda y no es tan impulsiva como Diestra.
La pobre es bastante más torpe físicamente, pero es más reflexiva y filosófica. Por eso ha dedicado su tiempo a cultivar su intelecto. Pero claro, ya me dirán cuales son las ventajas de tener una mano intelectual que no ha pisado un gimnasio en su vida.

No quiero que me oigan, pero sospecho que Zurda está molesta porque Diestra no contó con ella en sus planes de huida o cualesquiera que estos fueran. Aunque, parece ser que, por esta vez, no se lo tiene en cuenta y no se niega a cooperar en las actividades que requieren del esfuerzo y de la pericia de ambas.

El caso es que iba a contar la historia de mi mano, pero ¿de cuál? Creo que la vida de una está irremediablemente unida a la de la otra.