El día va nublándose y no puedo por menos que imaginar que por la tarde lloverá. Que saldré a dar una vuelta y mis pies pisarán las calles melancólicas de Madrid.
En las suelas de mis zapatos se irán pegando retazos del dolor que la gente ha ido arrojando a los charcos. Porque en los días de lluvia -sobre todo después de una larga temporada de sol- hay mucha gente que sale sin paraguas, mira al cielo gris y aprovecha que las gotas de lluvia recorren su cara para llorar abiertamente y camuflar así sus propias lágrimas.
Y así, al igual que el dolor ajeno se impregnará en mí, yo también soltaré el mío. Se pegará en las suelas de otros zapatos y viajará en otros pies a la vez que se irá diluyendo, de charco en charco.
– Mystic –
jueves, 28 de abril de 2011
Lluvia de abril
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