Los Angeles 1984, era la primera vez que se corría la maratón femenina. Bajo unas duras condiciones de temperatura y humedad, Gabriele Anderson no luchaba por ganar la prueba. Estaba desfallecida y ocupaba una de las últimas posiciones, pero su objetivo era cruzar la meta.
Según la normativa de competición de entonces, si recibía atención médica quedaría descalificada. Pero ella no la aceptó porque tenía que llegar como fuera...
...y llegó.
Desde aquí mi aplauso a todos los que, como Gabriele Anderson, perseveran en su objetivo de cruzar la meta aunque sea tambaleándose.
Aiss que envidia sana me produce y cuanto valor y coraje.
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