domingo, 27 de noviembre de 2011

Arena y espuma



Un día cogí un puñado de neblina
y al abrir la mano, ¡ay!, la bruma
se había convertido en un gusano.
Cerré y abrí mi mano otra vez:
¡Sorpresa!, había un pájaro.
Nuevamente cerré y abrí mi puño,
y en la palma había un hombre
de pie, con cara triste, y me miraba.
Volví a cerrar el puño, y al abrirlo
sólo estaba la niebla.
Pero oí un canto de inefable dulzura.

* * *

La Esfinge habló sólo una vez, diciendo: "Un desierto es un grano de arena, y un grano de arena un desierto; ahora callemos."
Oí lo que la Esfinge dijo, mas no lo comprendí.

* * *

Dadme silencio: con él desafiaré a la noche.

* * *

Al alba sólo puede llegarse por el sendero de la noche.

* * *

Cuando mi copa está vacía, me resigno; pero cuando está a la mitad, me duele que no esté llena.

Arena y espuma  – Gibrán Jalil Gibrán –

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