Yo te encontré en la arena,
mientras el viento jugaba con tu pelo,
y tu pelo dibujaba surcos, distraído.
Yo te encontré en la arena.
Y te encontré en la arena. Desnuda.
Desnuda de anhelos e ilusiones.
Desnudo tu cuerpo y desnuda la arena
que te encontró, y susurró tu nombre.
Susurros robados por el viento,
el mismo que juega con tu pelo,
es ladrón de nombres
y guardián de confesiones a destiempo.
Susurros que roba el viento.
Y así mueren los secretos
que no han de ser escuchados
por oídos indiscretos.
Se los lleva el viento adrede.
El que juega con tu pelo
y con la arena, entre la cual,
yo hallé tu cuerpo inerte.
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