viernes, 22 de julio de 2011

El palacio de la luna


"Nadie tenía la culpa de lo sucedido, pero eso no hacía que me resultara menos difícil de aceptar. Todo había sido un problema de conexiones fallidas, de mala sincronización, de andar a ciegas. Siempre perdiendo la ocasión de encontrarnos por muy poco, siempre a unos centímetros de descubrirlo todo. A eso es a lo que se reduce la historia, creo. A una serie de oportunidades perdidas. Teníamos todas las piezas desde el principio, pero nadie supo encajarlas."

El palacio de la luna
- Paul Auster -


"Puede que fuera la absoluta infructuosidad de la empresa lo que me decidió. Si hubiese pensado que existía la menor posibilidad de encontrar la cueva, dudo que hubiese ido, pero la idea de una búsqueda inútil, de emprender un viaje condenado al fracaso, me atraía en aquel momento. Buscaríamos, pero no encontraríamos. Sólo importaría el viaje en sí y al final no nos quedaría nada más que la futilidad de nuestra ambición. Esta era una metáfora con la que podía vivir, era el salto en el vacío con el que siempre había soñado."

El palacio de la luna
- Paul Auster -

lunes, 4 de julio de 2011

Destino



Una y otra vez, contradictoriamente, le damos esquinazo al destino, ese destino que nosotros mismos intentamos forjar.

– Mystic –

domingo, 3 de julio de 2011

Entelequia


Cayeron los muros, los muros de la entelequia.
Las trompetas, aliadas con el viento, han sentenciado,
han mancillado los cimientos con sus notas esbirras.
Un estruendo arrojado al aire, escupido, vomitado.
A ese aire que forma, cómplice de notas corpóreas,
una sustancia de alquimia que socava, con ahínco,
las viejas murallas de la ciudad eterna.

¡Como  gotea la brea quemada que encharca mis pies!
Esa brea que fluye por el cauce del tiempo.
Un tiempo seducido por las notas de trompetas.
Unas notas que se ahogan en la brea.
Eterna elipse que no cesa de rotar.

El tiempo, que encauza la brea con sus notas,
está envuelto en una tregua, liberado,
tal vez por una deidad, de su lineal transitar.
Se desdobla, retorciéndose a su antojo,
y se pliega, recogiendo los escombros.


– Mystic –