lunes, 4 de febrero de 2013

La identidad


Nunca le tuve miedo a la muerte. Ahora, sí. No consigo quitarme la idea de que después de muerto te quedas vivo. Que estar muerto es vivir una pesadilla infinita.

Pero nadie puede hacer nada contra los sentimientos, ahí están y escapan a cualquier censura. Uno puede reprocharse tal acto, tal palabra pronunciada, pero no puede reprocharse un sentimiento, simplemente porque no tiene poder alguno sobre él.

Incluso en el vientre de la madre, que dicen que es sagrado, no estás a salvo. Te filman, te espían, te examinan mientras te masturbas, examinan esa pobre masturbación de feto. No te escapas de ellos mientras vives, todo el mundo acaba enterándose. Pero tampoco te escapas antes de nacer. Como tampoco te escaparás una vez muerto.

– Milan Kundera –

 

sábado, 26 de enero de 2013

Kafka en la orilla




                Pasado el mediodía, unas nubes oscuras empiezan a extenderse sobre mi cabeza. El cielo adquiere una tonalidad misteriosa. Sin tregua, empieza a caer una lluvia violenta: el tejado y los cristales de la ventana de la cabaña gimen doloridos. Al instante me desprendo de la ropa, salgo desnudo afuera. Me lavo el pelo con jabón, me lavo el cuerpo. Es una sensación maravillosa. Suelto alaridos sin sentido con toda la fuerza de mis pulmones. Los grandes y duros goterones me golpean por todo el cuerpo como si de piedrecillas se tratase. Ese dolor punzante parece formar parte de un ritual religioso.
 
Haruki Murakami – Kafka en la orilla